lunes, 26 de agosto de 2013

Hace unos días estaba escribiendo y ¡zas¡  se escapó todo lo que tenía, repetir lo que en ese momento tenía y transmitía es un tanto difícil, más como se trata de contar lo que yo he vivido, eso , siempre está ahí, por tanto cambiando o realizando algún que otro giro,pero confío que salga al final.

Empecé contando que como la Cava, se inicia en Puerta Cerrada, y finaliza en la plaza de los Carros, contaba lo que entonces conformaba la Puerta.

En el medio de la especie de plaza se encontraba la Cruz, que actualmente está casi a un lado de toda la zona peatonal, era lugar de estacionamiento o parada en el cruce pues era muy arriesgado, dado que entonces por todas las calles circulaban coches, no en la cantidad de ahora, pero sí en cuanto al riesgo, además se incorporó a la zona una línea de autobús que unía esta zona tan céntrica con el barrio de Batán, la línea 63.
Bien volviendo a la Puerta, a ella confluyen las calles de Latoneros; Tintoreros; Cuchilleros; de la Pasa; y la Cava.
Una de las cosas que mejor recuerdo, es que cuando llegaba la Navidad, en la Cruz se instalaba un Belén que daba la vuelta, es decir que tenías que recorrer haciendo el círculo, las figuras eran preciosas, y todos los días íbamos la chavalería a verlo, como además hacía frío de verdad, la naricilla se nos quedaba congelada, pero todos estábamos ahí, por supuesto por la noche era velado por los serenos de la zona, pero un año resultó que los Reyes Magos, desaparecieron, por más que el vecindario se enfadó éstos debieron migrar a sus tierras y no los vimos más, consecuencia de este hecho y de alguno más que los padres no nos contaron no volvieron a colocarlo ante la pena de todos los niños y chavalería, comentar que era francamente difícil tener y colocar en nuestras casas un belén, dado lo pequeñas que eran las viviendas, así que nos hicieron flaco favor aquéllos que decidieron cuidarlos en sus casas.
En la plaza había bares,¡cómo no! el más famoso de entonces era Casa Eleuterio, recuerdo que cuando mis padres tomaban el aperitivo de los domingos,  éste era un trozo de bonito en escabeche con un pimiento rojo encima y pinchado con un palillo ¡¡qué bueno!!  de verdad, éste se encontraba en la misma acera que estaba y está (creo) la óptica, también era el lugar donde en ocasiones mis padres tomaban el café cuando los mismos domingos salíamos a "dar una vuelta" por la tarde. El famoso Eleuterio siempre bien acompañado de su fiel esposa, a la caja, era serio, enjuto, calvo, con bigote y siempre con su famosa chaquetilla blanca acompañada de camisa blanca y corbata negra, es decir como se vestía la hostelería de entonces.
En ocasiones cuando me aburría y estaba dentro me divertía dando patadas a las numerosas servilletas que había en el suelo, cuantas más había mejor el negocio, considerando que se barría, por supuesto,pero en el momento álgido aquello se mostraba así, consecuencia :bronca de mi madre porque me ensuciaba los zapatos.
Para entrar al bar que hacía esquina con Cuchilleros había que subir dos escalones, por la zona de la plaza, pues había desnivel, el suelo era blanco como de mármol, el mostrador de cuadraditos de colores, gresite, con una especie de madera encima negra, que siempre me parecía muy lejana, y que por algún motivo que en ese momento no entendía se aproximaba cada vez más, ¿qué sería ese fenómeno?
Por cierto en la calle Cuchilleros, al lado había una lechería , sí lechería, al principio se compraba la leche en litros, después envasada en bolsas de plástico, y la regentaba un señor que se llamaba Casto, cuya hija era tremendamente inteligente a quien mi madre siempre me ponía como modelo a seguir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario